Jo*er! esa es muy fuerte!
Pero lo de las pastillas para la tos si que es digno de Mcgyver...
Bueno, como me aburro contaré la del pulpo.
Cuando tenía unos 15 años, mis amigos y yo nos fuimos a cazar pulpos, era una práctica muy habitual entre nosotros y siempre cojíamos 4 o 5. Después le dábamos la vuelta a la cabeza para que muriera y se los llevábamos a nuestras madres para que los cocinaran...
Sólo que ésta vez, a alguno se le ocurrió la maravillosa idea de bañarnos en la piscina con un pulpo muerto y a los demás nos pareció estupendo, así que allí nos metimos, tirándonos el pulpo los unos a los otros a mala leche... no veais el asqueroso olor a pescado que se nos quedó, por no mencionar que la piscina tenía trocitos tripas de pulpo por todas partes...
Pero eso no fué lo peor, la más malvada e ingeniosa idea se le ocurrió al menda...
Había un amigo cuyos padres se habían ido una semana de vacaciones, dejándole en el apartamento con su abuela, y el día anterior nos había contado que tenía un aviso de llegada en el buzón, pero que no lo podía sacar porque ni él ni su abuela tenían las llaves...
Así que cojí el pulpo y lo metí en el buzón.
Imaginaros la peste que se acumuló en todo el portal y que nadie sabía de donde venía...
Imaginaros también la cara de sus padres al abrir el buzón...
Por cierto, el pulpo se arrugó como una pasa y se hizo pequeñito.